Kurosawa, por si faltara más, filosófico. "Un mal peor que las pestes y la guerra", dice el sacerdote desesperanzado. Un error pequeño puede tener consecuencias devastadoras en la vida del hombre, pues vivimos de acuedo con lo que creemos verdadero y bueno. Pero descubrir la verdad puede ser muy difícil, tanto que nos lleva a caer en el relativismo, escepticismo y nos hace perder la "fe en la humanidad". Y uno de los mayores obstáculos para descubrir la verdad somos nosotros mismos, porque nuestras creencias, egoísmos y prejuicios alteran la percepción que tenemos de las cosas, cómo las vivimos y recordamos. La verdad queda enmarañada detrás de relatos confusos y contradictorios que dicen más de la persona que los cuenta que del cuento mismo. Kurosawa pinta genialmente que el camino hacia la verdad puede ser tan enredado como el bosque en el que ocurren los hechos. Nos agota ver la marcha de los personajes por una jungla intransitable. Pero mucho más frustrante y agotador es tratar de develar el misterio del asesinato.
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